Poesía y Vino
Ilustración de la autora.Original, Mujer/vino09, dibujo a lapiz sobre papel
Isla Negra 5/220
Casa de poesía y literaturas.
enero - 2010
Dirección: Gabriel Impaglione.
Publicación inscripta en el Directorio Mundial de Revistas Literarias UNESCO
revistaislanegra@yahoo.es - Especial Vinopoesía - http://isla_negra.zoomblog.com
Martín Micharvegas
Argentina
“Tanto va el cántaro a la fuente,
que al fin la seca.”
"Parajodas (sic)", es una recopilasión escrita en fonética rioplatense, ante los "Fastos del Biserpentario”
Pablo Neruda
Chile, 1904- 1973
Estatuto del vino
Cuando a regiones, cuando a sacrificios
manchas moradas como lluvias caen,
el vino abre las puertas con asombro,
y en el refugio de los meses vuela
su cuerpo de empapadas alas rojas.
Sus pies tocan los muros y las tejas
con humedad de lenguas anegadas,
y sobre el filo del día desnudo
sus abejas en gotas van cayendo.
Yo sé que el vino no huye dando gritos
a la llegada del invierno,
ni se esconde en iglesias tenebrosas
a buscar fuego en trapos derrumbados,
sino que vuela sobre la estación,
sobre el invierno que ha llegado ahora
con un puñal entre las cejas duras.
Yo veo vagos sueños,
yo reconozco lejos,
y miro frente a mí, detrás de los cristales,
reuniones de ropas desdichadas.
A ellas la bala del vino no llega,
su amapola eficaz, su rayo rojo
mueren ahogados en tristes tejidos,
y se derrama por canales solos,
por calles húmedas, por ríos sin nombre,
el vino amargamente sumergido,
el vino ciego y subterráneo y solo.
Yo estoy de pie en su espuma y sus raíces,
yo lloro en su follaje y en sus muertos,
acompañado de sastres caídos
en medio del invierno deshonrado,
yo subo escalas de humedad y sangre
tanteando las paredes,
y en la congoja del tiempo que llega
sobre una piedra me arrodillo y lloro.
Y hacia túneles acres me encamino
vestido de metales transitorios,
hacia bodegas solas, hacia sueños,
hacia betunes verdes que palpitan,
hacia herrerías desinteresadas,
hacia sabores de lodo y garganta,
hacia imperecederas mariposas.
Entonces surgen los hombres del vino
vestidos de morados cinturones
y sombreros de abejas derrotadas,
y traen copas llenas de ojos muertos,
y terribles espadas de salmuera,
y con roncas bocinas se saludan
cantando cantos de intención nupcial.
Me gusta el canto ronco de los hombres del vino,
y el ruido de mojadas monedas en la mesa,
y el olor de zapatos y de uvas
y de vómitos verdes:
me gusta el canto ciego de los hombres,
y ese sonido de sal que golpea
las paredes del alba moribunda.
Hablo de cosas que existen, Dios me libre
de inventar cosas cuando estoy cantando!
Hablo de la saliva derramada en los muros,
hablo de lentas medias de ramera,
hablo del coro de los hombres del vino
golpeando el ataúd con un hueso de pájaro.
Estoy en medio de ese canto, en medio
del invierno que rueda por las calles,
estoy en medio de los bebedores,
con los ojos abiertos hacia olvidados sitios,
o recordando en delirante luto,
o durmiendo en cenizas derribado.
Recordando noches, navíos, sementeras,
amigos fallecidos, circunstancias,
amargos hospitales y niñas entreabiertas:
recordando un golpe de ola en cierta roca,
con un adorno de harina y espuma,
y la vida que hace uno en ciertos países,
en ciertas costas solas,
un sonido de estrellas en las palmeras,
un golpe del corazón en los vidrios,
un tren que cruza oscuro de ruedas malditas
y muchas cosas tristes de esta especie.
A la humedad del vino, en las mañanas,
en las paredes a menudo mordidas
por los días de invierno
que caen en bodegas sin duda solitarias,
a esa virtud del vino llegan luchas,
y cansados metales y sordas dentaduras,
y hay un tumulto de objeciones rotas,
hay un furioso llanto de botellas,
y un crimen, como un látigo caído.
El vino clava sus espinas negras,
y sus erizos lúgubres pasea,
entre puñales, entre mediasnoches,
entre roncas gargantas arrastradas,
entre cigarros y torcidos pelos,
y como ola de mar su voz aumenta
aullando llanto y manos de cadáver.
Y entonces corre el vino perseguido
y sus tenaces odres se destrozan
contra las herraduras, y va el vino en silencio,
y sus toneles, en heridos buques
en donde el aire muerde
rostros, tripulaciones de silencio,
y el vino huye por las carreteras,
por las iglesias, entre los carbones,
y se caen sus plumas de amaranto,
y se disfraza de azufre su boca,
y el vino ardiendo entre calles usadas,
buscando pozos, túneles, hormigas,
bocas de tristes muertos,
por donde ir al azul de la tierra
en donde se confunden la lluvia y los ausentes.
Residencia en la tierra
"Me gustaría ser todo de vino y beberme yo mismo."- Federico García Lorca
Casimiro de Brito
Portugal
84
Se pensas que não causas dano
nem semeias o caos, estás
enganado! Bebe
um pouco mais de tinto
e continua enganado: essa terra,
esse travesseiro de nuvens em que dormes acordado
está distante, é uma ilha
que flutua dentro de ti
e ainda bem que te vejo assim tão enganado.
A noite vai grávida no seu ofício
de mãe de poetas e no seu bojo
de águas escuras
escuto a paciência da tribo: fazes bem,
continuas a beber tinto. Brindemos
à lua
que não tem mãe
nem pai – talvez nos acompanhe
o poeta Li Bai.
del “Livro das Quedas” (“Libro de las Caídas”)
Tao Yan- Ming
China- 372-427 D.De C
Borracho y sobrio
Un huésped reside en mí,
nuestros intereses no son completamente los mismos.
Uno de nosotros está borracho,
el otro está siempre despierto.
Despierto y sobrio
nos reímos el uno del otro,
y no comprendemos el mundo del otro.
Propiedades y convenciones,
qué tontería seguirlas muy seriamente.
Sé orgulloso, no estés involucrado,
entonces te acercarás a la sabiduría.
Escucha tú, viejo borracho,
cuando el día muere,
enciende una vela.
Alí Al Haded
Argentina
Oda al vino
Caudal de añejo y sol, pura docencia
macerada en el pálpito de la uva,
savia que renueva los sarmientos
con las acequias del deshielo
y fermenta en el aire
Calidad intrínseca a la tierra
al polvo y al levante
y al frenético ardor campesino
Espejo de los labios de mujer
y sabor que humedece
con su cuerpo y su alma de fruta
la sequedad humana
Entuerto de matices
y técnica en ascenso
entre moles saturados
sobre las odres
y una vertiente capital
que alimenta todo el fermento sustantivo
y deja a salvo el rojo intenso
o vira hacia el ámbar cristalino
la piedad de la flora.
Charle Baudelaire
Francia, 1821- 1867
El vino de los traperos
Frecuentemente, al claro fulgor de un reverbero
Del cual bate el viento la llama y atormenta el vidrio,
En el corazón de un antiguo arrabal, laberinto fangoso
Donde la humanidad bulle en fermentos tempestuosos,
Se ve un trapero que llega, meneando la cabeza,
Tropezando, y arrimándose a los muros como un poeta,
Y, sin cuidarse de los polizontes, sus sombras negras
Expande todo su corazón en gloriosos proyectos.
Formula juramentos, dicta leyes sublimes,
Aterra los malvados, redime las víctimas,
Y bajo el firmamento cual un dosel suspendido,
Se embriaga con los esplendores de su propia virtud.
Sí, esta gente hostigada por miserias domésticas,
Molidos por el trabajo y atormentados por la edad,
Derrengados y doblándose bajo un montón de basuras,
Vómitos confusos del enorme París,
Retornan, perfumados de un olor de toneles,
Seguidos de compañeros, encanecidos en las batallas,
Cuyos mostachos penden como las viejas banderas.
Los pendones, las flores y los arcos triunfales
Iérguense ante ellos, ¡solemne sortilegio!
¡Y en la ensordecedora y luminosa orgía
Clarines, sol, aclamaciones y tambores,
Tráenle la gloria al pueblo ebrio de amor!
Es así como a través de la Humanidad frívola
El vino arrastra el oro, deslumbrante Pactolo;
Por la garganta del hombre canta sus proezas
Y reina por sus dones así como los verdaderos reyes
Para ahogar el rencor y acunar la indolencia
De todos estos viejos malditos que mueren en silencio,
Dios, tocado por los remordimientos, había hecho el sueño;
¡El hombre agregó el Vino, hijo sagrado del Sol!
José María Pallaoro
City Bell, La Plata, Argentina
Tomé el catalejo para saber qué ocurría
Tomé el catalejo para saber qué ocurría
En la otra orilla alcancé a divisar a Li Po
que levantaba su copa de vino
y bailando
como un ebrio
nos saludaba
se lo veía feliz y yo era feliz y la felicidad
un lugar común
tan común que nos pertenecía a todos
Antonio Aliberti
Argentina, 1938-2000
A orillas del mar
La cercanía del mar
me recuerda a las mujeres,
al vino pesado
que convierte los párpados
en frutos dormidos.
(...)
"In Vino Veritas."- Plinio el Viejo
Li Po
China- 701-762? D. De C.
Bebiendo solo a la luz de la luna
Si el Cielo no tuviera amor por el vino,
no habría una Estrella del Vino en el cielo.
Si la Tierra no tuviera amor por el vino,
no habría una ciudad llamada Fuentes de Vino.
Como el Cielo y la Tierra aman el vino,
puedo amar el vino sin avergonzar al Cielo.
Dicen que el vino claro es un santo,
el vino espeso sigue el camino (Tao) del sabio.
He bebido profundamente de santo y de sabio,
¿qué necesidad entonces de estudiar los espíritus y los inmortales?
Con tres copas penetro el Gran Tao,
tomo todo un jarro, y el mundo y yo somos uno.
Tales cosas como las que he soñado en vino,
nunca les serán contadas a los sobrios.
Jerónimo Castillo
San Luis - Argentina
Canto al vino de Jerez
Estás frente de mi. Tu cuerpo ha sido
consuelo para el mío cada invierno,
y en ese tu misterio simple y tierno,
holgaste solapado mi sentido.
Si acaso de viajero ya ha partido
mi espíritu evadiéndose al gobierno
de luces donde a veces ni discierno,
me ayudas a vibrar con tu latido.
Por suave, por sencillo, por hermano
de rubia y asoleada cabellera,
que ausculto tras el vidrio de mi mano,
te nombro al paladear con lisonjera
vehemencia el señorío jerezano
que marca tu linaje de solera.
Entonces te descubro haciendo trizas
tus sueños navegantes de las cepas,
por donde tras el frío en savia trepas,
cual tuétano de aquellas albarizas.
Y así los sedimentos eternizas
en oro moscatel, y que lo sepas
te ufana y no hay vasijas donde quepas,
rumiante con ancestros de calizas.
Si fuiste un prehistórico salobre
con algas cimentando tu futuro,
hoy eres medicina donde cobre
tu auténtica estatura, en el más puro
color de viejo hidalgo nada pobre,
el vaso en que te escancio sin apuro.
Por eso quiero verte cada vez
pulsando el contenido de mi aliento
en notas de sabor que trajo el viento
que datan de tu estirpe de Jerez.
Asocio tu vendimia a mi niñez,
pues quiero regalar tu sentimiento
con voces de nostalgia en las que siento
vibrar tu pensativa robustez.
Un vino de verdad, vino que aciertas
la cálida corriente de mi fluido
del vamos, como quien sabe las puertas
y llena los espacios del latido.
Me alientas, me confundes, desconciertas
si busca su consuelo el pecho herido.
El sueño de tu crianza en las soleras
comulga franco idilio con el roble,
y logra que tu esencia se desdoble
tiñendo oro pajizo en tus esperas.
Punzante y delicado te atemperas
por ver tu palidez tornada al doble
sabiendo tu ascendencia la más noble
simiente que brotó de las hileras.
Si entonces se llamara palomino
la cepa que hizo ofrenda en los lagares
al dar su gravidez a tu destino,
hoy puedes ostentar los titulares
de haberte rotulado jerez fino,
deleite de exigentes paladares.
También pueden hallarte amontillado
luciendo los colores ambarinos
que son los distintivos de tus vinos,
con ese aroma suave, avellanado.
De Cristo amé la sangre en mi costado,
del bosque la canción preñada en trinos,
y en ti los medulosos pergaminos
que guardan las vasijas del soleado.
Quizás en oloroso, noble meta,
te entregues con el fuego de tu crianza,
oscuro, aunque de oro en tu etiqueta.
Tu gusto transitivo en la balanza
camino al moscatel es la receta
que tienen los adornos de tu danza.
Caoba y terciopelo a tu estatura
de vino prisionero en la criadera,
revelan tu destino de madera
volcado a tu silencio de dulzura.
Milagro de la tierra que aventura
por un Pedro Ximénez con su esfera
translúcida y vital, salir afuera
gimiente en la molienda que tritura.
Caminas en la senda de la vida
por mesas hogareñas como el vino
que espera haya concluido la comida.
En tanto el moscatel prodiga el sino
habido en la promesa contenida
de unir enamorados en destino.
Con ese formidable desenfado
nacido de los soles de tu historia,
contienes macerada la memoria
del último terrón que abrió el arado.
Por ver tu corazón transfigurado
en lágrimas de amor, como una noria
repito los instantes de tu gloria
bebiendo la amistad que me has brindado.
Por esa conjunción de pan y anhelo
intuida como lógica quimera,
te nombro soñador de viña en celo.
Y canto en comunión con la madera,
insigne relicario del desvelo,
el alma de Jerez de la Frontera.
Serás ofrenda y paz para el amigo
y al Cielo lo convoco de testigo.
"Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador.-" Federico Fellini
César Dávila Andrade
Ecuador - 1939
El ebrio
Ir a pasos rotos sobre ese paso roto que camina solo
bajo el Ebrio.
Salir en la noche, pálida ya de aurora,
y elegirse entre los ahogados más humildes en el Señor.
Ir de animal en animal, por ese número, Número en Cruz,
con la camisa de un velero náufrago
que nunca ya te tomará en cuenta.
Ir de luna en luna
con la princesa de carne vestida de yeso.
Amor de astilla que nos avisa el sitio exacto de la Cruz
en el hombro sin ropa.
Caer en el caos de la mujer dibujada ya por cien manos.
Y, caer en la gárgara del Beodo Universal!
Porque el ventrílocuo escribió en un velo
el soliloquio de la mosca,
ir de oído en oído hacia el Silencio.
Blasfemia de los ebrios,
desde el líquido idioma de los niños,
rezas devotamente a la espalda de palo de Jesús.
Temblar como una copa en las manos de un loco
y temer que la llaga termine
en la hora de la muerte.
Extender el Cielo hasta el otro lado de Dios.
Y extender la carne
hasta el último clavo del Gólgota.
Hasta que el Ángel se deshaga en papel y en agua,
y, luego, escuchar: "Esta es mi Sangre".
Y embriagarse sin calor y sin pecado.
Carlos Bustriazo Ortíz
La Pampa, Argentina- 1929
18
en el negro espejo del vino
una perrilla llora sin madre
y la madre ándala husmeando
mi corazón prieto contémplalas
loco y culpable de estos adioses
una gran piedra pónese a andar
no sé si es negra o colorada
el vino entúrbiala tormentoso
con la sien en queja y suspiro
con el pecho en temblorosura
sobre el estiércol de los soles
vaga la luna flaca y preñada
las gallaretas del salado
míranme de ojos terriblantes
oh mía mía en el crepitar
de los troncos de ojos volcánicos
échase a andar un médano en trance
con los intestinos de las flores
oh mía y tanta en el espejo
que ahora rómpese y sangra sombra
"Llenáronse de regocijo los pechos porque se llenaron las tazas de generosos vinos que, cuando se trasiegan por la mar, de un cabo a otro, no hay néctar que se les iguale."- Cervantes
Juan Gonzalo Rose
Perú, 1928-1983
La luna no tiene vida
el vino si
el mar no tiene descanso
el vino si
el amor no tiene olvido
el vino si
Unos se fueron a la mar
los astronautas a la luna
y el amor no vino a mi
el vino si.
Envio Ricardo S. Carlessi
Salvador Rueda
Málaga, España- 1857- 1933
La bacanal
Baco, encima de un carro reluciente,
va por torvas panteras arrastrado,
y en un vaso de plata cincelado
bebe la espuma del licor hirviente.
Un tazón de Laconia transparente,
bajo el dosel de pámpanas formado,
luce su primoroso modelado
junto a jarros y perlas del Oriente.
Muestran las cabelleras destrenzadas
en el carro triunfal nobles matronas
con las sacerdotisas inspiradas.
Y cubiertas de pieles de leonas,
van al pagano rito encadenadas
mujeres con laureles y coronas.
Esteban Manuel de Villegas
España, 1589-1669
Monóstrofe 27
Del vino.
Cuando me asalta Baco
No hay cuidado que vele,
Ni al mismo Creso estimo
Con todos sus haberes.
Luego la dulce Musa
Me coge de repente
Y me fabrica versos
Para cantar alegre.
Tras esto con la hiedra
Ceñidas ambas sienes,
Las cosas todas huello
Por más que se veneren.
Corra el otro a las armas
Cargado de paveses,
Que yo tan sólo al vino
Correré diligente.
Por eso tú muchacho,
Echa vino y sé breve,
Que más quiero asomarme
Que morir de repente.
Gonzalo de Berceo, España - 1198–1267
Quiero fer una prosa en román paladino,
en cual suele el pueblo fablar con so vezino;
ca non so tan letrado por fer otro latino.
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.
Jaime Dávalos
Salta, Argentina
Temor del sábado
El patrón tiene miedo que se machen
con vino los mineros.
El sabe que les entra como un chorro
de gritos en el cuerpo.
Que enroscado en las cuevas de la sangre
les hallará el silencio,
el oscuro silencio de la piedra
que come sombra socavón adentro.
Que volverá, morado,
con bagualas del fondo de los huesos
su voz, golpeando dura como un puño
en el tambor del pecho.
Con pupilas abiertas como tajos
le pedirán aumento,
mientras quiebren, girando entre las manos,
el ala del sombrero,
y los ojos, de polvo y pena tristes,
les caigan como manchas sobre el suelo.
Hay que esconder el vino entre cerrojos,
el vino pendenciero.
Hay que esconder el vino como un crimen,
el vino pedigüeño.
Que ni una gota más caiga en la boca
desierta del minero,
donde el grito se tapa con la coca,
y con alcohol la sed de amor y besos.
Hay que esconder la primavera en sangre
del vino que descubre los secretos.
El patrón ha mandado que lo guarden
y se ha vuelto vinagre en el encierro,
de noche tiene vómitos y duendes
de luna que se bañan en su cuerpo.
Los ojos del patrón lo custodiaban
por arriba del sueño,
los ojos del patrón tienen dos ángeles
desvelados de miedo.
De: El nombrador, 1966
Alberto Ángel Montoya
Colombia
Las Copas
Para buscar el alma de los vinos
no me basta mi cáliz cincelado.
quiero altas copas de cristal tallado
que imiten largos cuerpos femeninos.
Copas en cuyos bordes cristalinos
el vino fuera un beso prolongado,
ya que en todas las bocas que he besado
los besos fueron capitosos vinos.
Unas en cuya euritmia transparente,
nuestros ávidos ojos evocaran
giros de amor en cuerpos de serpiente.
Otras castas cual núbiles doncellas,
y tan frágiles, ay, que se quebraran
en nuestras manos al beber en ellas.
“Ante los reveses no hay que rendir el ánimo, que con desánimo, Bikis, no sacaremos nada en limpio; y no hay mejor medicina que que nos traigan el vino y nos emborrachemos”.- Alceo
Jorge Luis Borges
Argentina
Soneto al vino
En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche de júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
el ditirambo nuevo que este día le canto
Otrora lo cantaron el arabe y el persa
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria
Rafael Alberti
Cádiz, España- 1902- 1999
Ángel de las bodegas
Fue cuando la flor del vino se moría en penumbra
y dijeron que el mar la salvaría del sueño.
Aquel día bajé a tientas a tu alma encalada y húmeda,
y comprobé que un alma oculta frío y escaleras
y que más de una ventana puede abrir con su eco otra voz, si es buena.
Te vi flotar a ti, flor de agonía, flotar sobre tu mismo espíritu.
(Alguien había jurado que el mar te salvaría del sueño.)
Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros
y que hay puertas al mar que se abren con palabras.
Lina Zerón
México
Vino rojo
He renacido.
Comienzo por balbucear,
por renombrar las cosas.
Traigo en las venas tu rojo vino,
ese abismo que se para se mide en tiempo.
Tu mirada es un búcaro de miel
cuando me mira
tu voz es manantial, ternura que me inventa,
y este dolor que punza nostalgia de ti se llama.
No necesito más palabras.
Tus manos, musicales flores.
tus besos, fulgor en mi navío.
Mi penumbra ávida por tu sexo tiembla;
Tu entrega, calor que me mantiene húmeda.
Ar-Rusafi de Valencia
21- El sueño
Marchando por la noche presurosos,
Unos a otros, sin copas, se pasaron
El vino del letargo;
Doblados sobre el lomo del camello,
Parecían besar sus patas.
Rechazaron el sueño que era dulce,
Hasta que como el vino
Se les subió a la cabeza.
Recopilación por Antonio Marín Segovia - Valencia Amable - Traducción Teresa Gárrulo- Poesía Hiperión (Colección dirigida por Jesús Munárriz)-Ediciones Peralta
"Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer."- Francis Bacon
Jorge Etcheverry
Chile
Los poetas y el vino (con menciones)
Como pájaros míticos
casi sin ediciones comerciales
Se paran en los roqueríos y ramas
de diversas mesas
Tráiganme trago
Tráiganme un asado
Para este canto de amor a Stalingrado
parodia El Innombrable
Frente a su medio litro de tinto de la casa
Y el Pepe Cuevas dice
mirando su cerveza
Y yo no sueno ni trueno
Y yo no voy ni a cañón
Y no es que estén solos
Anidando en el seno de pueblos cerveceros
o vineros
del tinto y del otro
ni Carlos Pérez
que toca apenas el vaso con los labios
sentado como un Buda
entre la poesía negra caribeña
y la poesía en español per se
la spoken word
los latinopoets del Monstruo
Tratando de darle forma orgánica
a la constelación local bolivariana
Mientras El Innombrable se toma otro trago
Se acuerda de los japoneses
que comen pescado crudo en mesas bajitas
y toman sake en minúsculos vasitos blancos
haciendo haikus
mientras Godzilla se esboza en la conciencia nacional
como la cara que asumieron Hiroshima y Nagasaki
Y los vascos casi no tienen poesía
por el intomable txacolí
Que De Diego dice que producen de corteza
por falta de sol que madure las cepas
Y Arturo dice,
Por Dios Montresor
emparedado entre el trago
y los cigarros
Y el Cayo Evans comenta
“puchas que le hemos puesto”
ante medio vaso de cerveza
en el bar de los sesenta
le pide a la mesera
“Señora, dos puñales”
y lo arrebata el tango
Po Chu I
China- 772- 846 D. De C.
Poema frente al vino
¿Por qué pelear arriba de los cuernos de un caracol?
Este cuerpo dura lo que una chispa al chocar dos piedras.
Debe continuar la alegría sin que importen riqueza o pobreza,
es tonta la gente que no abre su boca para reír.
“El mejor vino no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte”. -George Brassens
Francisco de Asís Fernández
Granada, Nicaragua
El Vino y las Rosas
Para mi amigo Chús Visor
El vino y las rosas tienen poderes mágicos y frases fértiles
y me hacen un Ángel caído, un Ángel sin cielo, un verso poseído.
Con vinos y rosas, mares y lavas congeladas yacen inmóviles
bajo un cielo de profunda tranquilidad
y las estrellas son la arena luminosa de un mar oscuro.
Cuando el vino y las rosas arrojan mi corazón
a la brama del mar en un barco roto
las mariposas causan huracanes,
la luz es un espacio lírico
y mis palabras, son pájaras picoteando cremas y frutas,
fingiendo que se llaman vainilla, aurora, casa desvanecida.
El vino y las rosas preparan para el lado sentimental de las cosas.
Uno quiere ser un cadáver hermoso que respira por la herida,
un amor bandido que encuentra a sus amantes
así como el asesino encuentra a sus víctimas,
un ruido en la tierra y un pájaro en el cielo,
una caja de música oculta entre las rodillas,
un pasto aplastado cuando ella pone el beso
en la palma de su mano
y lo empuja con un soplo para infundirle el alma.
Cuando yo mezclo el vino con las rosas
los pensamientos que rondan mi mente
tienen mitad águilas y mitad leones, victorias y derrotas,
el lirio y el dragón.
Con el vino y las rosas tropiezo por las noches en el bosque,
la muerte no es una extraña
y se convierte en un bombillo solitario guindado de un cable
que me dibuja sonrisas en la sombra,
me cuenta historias como si fueran confesiones,
se encarama en un caballito de mar
y se pinta los labios y los ojos como una zorra huérfana
en una fiesta equivocada.
El vino y las rosas tienen magia y secretos desamparados.
Mi cuerpo como un traje viejo y mis manos ajadas
todavía gozan con las alucinaciones y sus peinetas de jade,
aman el caos y la imprudencia, miran en los rincones
y tienen riñas con arponeras que nos prohiben soñar.
Pero así es mi destino, con el vino y las rosas
el mar me va a llevar a la tormenta
creyendo que el amor es una mariposa
que hace dibujos, hechizos y lunas de sangre.
3 de Mayo del 2008.
Francisco "Paco" Urondo
Santa Fe, Argentina- 1930 – 1976. Asesinado por la dictadura militar.
Es el fondo de un bar. Es un lugar parecido a una
cueva donde uno se sienta, bebe y ve pasar a
hombres enrarecidos por distintos problemas.
Es una gran linterna mágica.
Es una gruta retirada del mundo que cobija a sus
criaturas. Uno se siente allí ferozmente feliz.
Acaba de aparecer el primer hombre, apenas ha
aprendido a caminar, aún no sabe defenderse.
El hombre sonríe y llora y sigue la fiesta.
“Donde no hay vino no hay amor.” -Eurípides
Gabriela Botbol
Argentina
Oda beoda con recomendaciones
La primer borrachera debera
festejarse durante años;
en ella se descubre que uno es
una auténtica propaladora de revelaciones.
El discurso ebrio ha de ser siempre
digno de idolatría y fanáticas adoraciones.
Debería uno inmolarse
en pos de un discurso eternamente ebrio.
Hay que identificar y recordar siempre
las borracheras célebres, pues ellas serán
objetos de culto, ya que marcan hitos
en el desarrollo de la lucidez.
A un macho importante para una
se lo imantará durante una borrachera,
pues de la intersección entre seducción y borrachera
emana la plenitud del gozo.
Despues de desmayos y fatiga
es recomendable volver a parirse a uno mismo
durante una soberbia borrachera.
Y hasta conviene documentar las borracheras
para extraer de ellas la doctrina sustancial
de la materia anímica: algo así como hacer de ellas
el Talmud del propio espíritu.
Hay que practicar, por ejemplo,
las borracheras de anestesia,
de dolor las borracheras, las borracheras de lujuria,
las del desasosiego, las de la exaltación, las de la inercia,
las borracheras tiernas, las imbéciles borracheras...
y otras tantas más, de ser posible,
muy muchas infinitas borracheras.
Opino esto porque yo
me amo en las borracheras.
Y creo que
a más borracheras, más y mejor lo intenso,
y, aunque la regla a veces falla,
a más vasos, más versos.
Quién quiera más de mí,
que me beba borracha.
De Mal Paridos, 1998-2001
Leopoldo María Panero
Madrid, España- 1948
"...Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y en el alma..."
La canción del croupier del Mississippi (1980
"Las gentes del Mediterráneo empezaron a emerger del barbarismo cuando aprendieron a cultivar el olivo y la vid."- Tucídides
Armando Tejada Gómez
Argentina, 1929- 1992
Carta de Vinos
1
Con la sombra del año, con el tiempo
que envejece al otoño en la madera,
madura al rojo el corazón del vino
fraguado en calendarios de paciencia.
La ciencia milenaria de su alquimia
no admite sino el cálculo del clima
cuando el mosto recobra el movimiento
y en su fermentación hierve la vida.
Enmelada de abejas va la tarde,
fundándole regiones de dulzura,
como una jubilosa flor del aire
dormida en el vivero de la espuma.
El vino va del verde a lo morado,
tornasol de la rosa, transparencia
donde la luz es sólida un instante
y el aroma un lugar de residencia.
El hombre sabe a vino. El vino a hombre.
Es un secreto a voces el misterio.
Desde lo más remoto vienen juntos
rompiendo las ventanas del silencio.
La memoria del vino, es la memoria
del labrador de pámpanos y estrellas
que un día, ya de pie, mató al olvido
y se vino a zancadas por la tierra.
El antiguo pastor de las edades
guardó los cereales, la herramienta,
llevó la vid con él sobre los siglos
para ver regresar la primavera.
2
Reúne nombres de región y abuelos,
inalterables formas y apellidos,
el Pinot gris de los atardeceres,
el Borgoña nocturno, el Medoc sísmico,
ese trago de Riessling luminoso
que llena la alegría de estampidos
o el Cabernet de umbrías soledades
que aturde el corazón como un gemido.
En la mesa solar del medio día
el Lambrusco del año parpadea
y queda demorado, propiciando
el entresueño de la sobremesa.
A veces llega con el gusto verde
al ruidoso fragor de las tabernas,
a las celebridades tumultuosas
y enciende las hogueras de la fiesta.
El vino tiene un orden. Él conduce
los infinitos duendes de la vida:
con carnes, tinto, con mariscos, blanco.
Es el otro sabor de las comidas.
Y cuando llueve el corazón y el año
y arde la leña trémula del día,
el vino, compañero y solidario
moja el sollozo y la melancolía.
3
Pero, a veces el vino, prisionero de sombras,
sale con la navaja del lucro, simulado,
destituido del sol de su nobleza
a maniatar los pobres inermes de los barrios.
Corrompe la alegría en los ruines boliches
donde violan su estirpe las tinturas y el agua
para estragar al hombre del jornal y enturbiarle
la raída inocencia que padece su canto.
Sale del vino un puño. Sale un grito. Le sale
la mala luz del odio, la artera puñalada.
Amanece en las celdas donde orina el desprecio
y llora roncamente su lágrima de espanto.
El vino mata al vino en la casa del pobre:
entra el domingo y salen las mujeres llorando.
Los niños desnutridos bostezan el asombro
y desde las tinieblas, solloza el desamparo.
Yo lo he visto en el monte, violento como un hacha,
beberse la quincena y amanecer vinagre.
me ha dolido en las carpas de los cosechadores
y en los rudos obrajes forestales del hambre.
De noche, en las tabernas de los puertos del mundo,
canta las afonías de los coros canallas.
Prostituido en la risa de la mujer caída
al hondo mudridero del sexo desterrado.
Ahí anda en cueros, lúbrico y a mitad de camino
del animal y el hombre, aullando, en cuatro patas,
etílico y sombrío, triste macho cabrío
cavando hacia lo oscuro la condición humana.
Hay que cuidar al vino usurero abstemio
que castra en las bodegas su magia milenaria
que, como un dios remoto, libera la alegría
en lo que el hombre tiene de campanario y pájaro.
Hay que salvar al vino de los brujos metálicos
que humillan y adulteran su índole de sangre,
para que vuelva puro a la mesa del hombre
y le llene la casa de júbilo fragante
Luis Alberto Spinetta
Buenos Aires, Argentina, 1950
El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.
Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiare
Que eras el vestigio del futuro.
Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
Que sombra extraña te oculto de mi guiño
Que nunca oíste la hojarasca crepitar
Pues yo te escribiré
Yo te haré llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario.
Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a triunfar en tu alma
Yo se que harías largos viajes por llegar.
Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no se si el mar descansará...
Habrá crecido un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado tan bien
Que ni los sueños se cobijan del rumor.
Licor no vuelvas ya
Deja de reír
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia .
de "Los libros de la buena memoria", canción incluida en el disco de Invisible "El jardín de los presentes", 1976.
“Dios no ha hecho nada más que el agua pero el hombre ha hecho el vino”.- Víctor Hugo
Miguel Hernández
Orihuela, España, 1910- 1942
Oda al vino
A lluvia de calor, techo de parras,
a reposo de pino,
actividad de avispas y cigarras
en el sarmiento fino,
cuerda de pompas y sostén de vino.
Morada episcopal, la cepa nimia,
bajo la luz levante,
en situación se pone la vendimia,
luciendo a cada instante
racimos en estado interesante.
India del grano, asociación del lujo,
vinícola paisaje,
como un mediterráneo sin reflujo,
ni flujo ni oleaje,
sólo esplendor y espuma de ramaje.
Pronto se besarán en la banasta,
nido por coincidencia,
hasta que diga el pie bailable: !basta!
las uvas: concurrencia,
asiduidad de peso y transparencia.
Les concede sazón en su mañana
la Virgen del Carmelo:
pronto la ubre oro y la de grana
enviscarán el suelo
de moscatel y tinto caramelo.
Al vino ya la tumba de madera
le prepara su fondo;
el vaso su torreón, su vinajera
la misa, el cáliz mondo:
¡triunfo y consagración de lo redondo!
Lo calzarán las botas, a las cuales,
si aspecto da, despega:
latidos de las vides y costales,
palpitación y entrega
al archivo mayor de la bodega.
Subterráneo pantano de los vinos,
y camposanto oscuro
con cruz de grifo y muertos extrafínos,
corno un dulce seguro
de fontanas de pino y vino puro,
¡Qué agrado será allí verle cubierto,
hacerse espeso anciano,
impedido de árbol como el muerto,
redondo como el grano,
pistola, por el grifo, herir la mano!
Llave del vino, sexo que atraganta
la mano tabernera:
grifo corriente, y no, freno que canta
y calla, y no, y espera,
y sangra geometrías de madera.
¡Qué regalo beberlo con aroma
y calidad de higo,
sobre carácter de panal y goma,
y un cirineo amigo
buscar para el error, la duda digo¡
Líquidamente rubios, genuflexos,
como los amarantos
y las corbatas, tornará los sexos,
y hará doctores, ¿cuántos?,
consultores de esquinas y de cantos.
Como si fuera el Santo Sacramento
lo alzaré en los manteles,
o el Espíritu Santo del tormento
en figura de mieles,
o la Transformación de los claveles.
Calentará como un rojo solsticio
el hueso de mi frente,
y seré, con su carga, sin mi juicio,
no el yo de diariamente,
sí otro loco mejor y diferente.
“El vino es un asunto cósmico”.- J. Ortega y Gasset
Cuchi Leguizamón
Salta, Argentina, 1917- 2000
Canción de cuna para el vino
Arrorró mi vino
lámpara de amor,
que tu sueño crezca
cantando en mi voz.
Duérmete contento
que están por llegar
las penas del hombre
que tu harás cantar.
Arrorró viajero
de la eternidad,
duérmete dorando
nuestra soledad.
Arrorró cogollo
del amanecer,
la tibia esperanza
de hoy, mañana, ayer.
Duérmete en mis brazos
duende del amor
que la vida entona
tu dulce arrorró.
Arrorró mi sangre
mi gajo, mi sol,
si se duerme el sueño
cantaremos los dos.
José Ángel Buesa
Cuba- 1910-1982
Brindis
He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocio
una blanca, otra roja, como tu amor y el mio
y he aquí que , lentamente
las dos rosas deshojo
la roja , en vino blanco ,
la blanca , en vino rojo .
Al beber, gota a gota, los petalos
flotantes me rozaran los labios,
como labios de amante,
y en su llama o su nieve
de idéntico destino ,
seran como fantasmas de besos
en el vino.
Ahora elige tu, amiga,
cual ha de ser tu vaso,
si este que es como un alba ,
o aquel como un ocaso.
No me preguntes nada,
yo se bien que es mejor embriagarse de vino
que embriagarse de amor.
Y asi mientras tu bebes, sonriendome -
asi yo sin que tu lo sepas ,
me embriagaré de ti .
Copla popular argentina
Mi padre parron se llama,
mi madre se llama cepa,
Yo me llamo tinajita
Para que el vino me quepa.
“En vano llama a la puerta de las musas quien está falto de vino” .- Platón
León de Greiff
Medellín, Colombia- 1895 – 1976
Doble canción
I
Tengo una sed de vinos capitosos
-venusino furor, pugnas salaces,
ojos enloquecidos por el éxtasis,
bocas ebrias, frenéticos enlaces-.
Tú, Dinarzada, tú, fogosa mía,
tú, Melusina, vid de mis deseos:
¡dóname tu lagar tibio y recóndito!
quiero oprimir tus uvas!
Y tus vinos
exprimir!
-fulgurante filtro cálido
para mi sed de zumos citereos!
II
Tengo una sed de búdicos nirvanas
-xahareño no oír, callada acidia,
ojos enceguecidos por el éxtasis,
espiritual ardor, psíquica lidia-.
Tú, viaje azul, deliquio, noche intacta,
música..., oh tú, mi inasequible dueño:
¡llévame a tus refugios ataráxicos!
quiero tañer tus fibras!
y el prodigio
de tu entraña exprimir!
-don inefable
para mi sed de fugas y de ensueño.
Lucía Carmona
Chilecito, Argentina
Del vino
Morada mariposa antigua
Libando hasta la médula
Y una pajarería venía de ventiscas
Que describe los círculos más altos
En torno a la garganta
Tal vez entre la frente y el aullido;
Tal vez entre la voz y la palabra
Se a enredado un verano desbordante
Que desata los tropeles nocturnos de sus potros
Socavando la piel a interminables humaredas blancas
Y el vértigo,
Pájaro glauco desmembrado y abierto,
Picoteando el espacio alucionado,
Serpenteando en los surcos de la sangre.
Y el aroma profundo que traza por las venas
Geometrías lejanas
Despobladas
Hasta la milenaria presencia de los cuerpos
Sobre la sed y el viento,
únicamente puro en ese instante
Fuimos dioses de oceánicas formas
Y hoy el vértigo es sed
Y la sed muerte
Final e inconmovible
Antigua mariposa morada
Secándonos la sombra y la vigilia
“Soñar con un líquido cualquiera, es un mal augurio, con una excepción: el vino”.- El Talmud
Jorge Teillier
Chile, 1935 - 1996
Poema del vino
Silencioso en el umbral de todas las puertas
el ángel rojo del vino espera.
Y espera al principio de todos los caminos,
en las más perdidas calles de lejanas ciudades,
en todos los trenes tomados de improviso,
bajo todas las viejas lunas cantadas
por los viejos poetas, con una copa en la mano.
espera, con la llave de las casas donde aún no hemos
llegado
y que siempre esperamos ver abrirse.
Tras el oleaje manso de las colinas en invierno
el ángel del vino vela el sueño
de las cunas verdes de las vides que el viento mece.
Y cuando lo encierran bajo tierra
su sueño de resurrección
llena la copa que alzaremos en la Fiesta
y se une al nuestro.
Y de nuevo es verano en el mundo y aparece el noble tiempo
de los pájaros contemplados por los solitarios
en las cantinas de las aldeas
y los vagabundos y los desterrados
pueden leer la escritura de las nubes y los árboles.
Porque han vuelto los antiguos cortejos de los
alegres dioses, y para nosotros vuelve el día
donde la primera copa de vino llegó a nuestros labios
junto a los alimentos ofrecidos por padres y amigos
y extendidos sobre la florida mesa de la tierra
a quien bendecía la clara mirada del vino.
Joaquín Castellanos
Salta, Argentina – 1861- 1932
La sonrisa de Dionisos
¡Cantemos al licor, que en la planicie
de la existencia opaca y aburrida
hace ondear la uniforme superficie
con un hervor de vida!
Cantemos al licor, arma de guerra,
para luchar contra el terrible asedio
del monstruo más cruel que el orbe encierra:
el gran monstruo del tedio.
Cantemos al licor, que si en el goce
no da felicidad, es por lo menos
gentil libertador que en blando roce,
lima grillos terrenos.
¡Cantemos al licor, postrer sonrisa,
del más hermoso dios del paganismo,
cuyo mito la alianza simboliza
del cielo y del abismo!
¡Jugo astral, sol diluído, luz sanguínea,
dulce lava sutil que hirviendo en finos
cráteres de cristal, vierte fulmínea
trágicos torbellinos!
¡Rocío de las albas del infierno
cuyo riego fecunda en torvas calmas,
las flores negras que un demonio interno
cultiva en nuestras almas!
¡Cantemos al licor, y en copas llenas
escancia el vino que me baste, ¡oh, niña!,
para suplir la sangre de las venas
con sangre de la viña!
¡Quiero beber y amar ante la tropa
de los abstemios y los locos sabios!
¡Dadme después del beso de la copa,
el beso de los labios!
Domingo Martínez Luján
Lima, Perú - 1872-1933
Brindis
Dame la lira,
esa que es anacreóntica que pasa;
pero que tiene distensión de nervios
que emiten notas que parecen almas;
dame esa lira
que cantar quiero y en mi vaso escancia
el vino rojo que parece sangre
y mientras canto y bebo, bebe y baila.
Venga la musa
a refrescar un cráneo con sus alas;
no la que en medio al popular tumulto
imita a Orfeo si su numen canta,
sino la musa de mirar lascivo,
de seno eréctil y flotante falda
que en el festín de los paganos dioses
aloja el néctar en las copas áureas.
Y viva el vino
que hace soñar con desnudeces de hadas;
con rostros de doncellas que suspiran
por mancebos que mueren sin besarlas;
y viva el vino porque el vino tiene
notas, latidos, pensamientos y alas...
Mientras lloren las viñas,
yo beberé sus lágrimas.
Luis López Anglada
España
Noche de vendimia
Era de tanto amor la noche aquella
que hasta el alba rompió su compromiso
de clausurar las sombras y no quiso
partir la noche y apagar la estrella.
Subió a su boca el vino y puso en ella
tan breve y embriagante paraíso
que, robando a sus labios el permiso,
busqué su rastro y apuré su huella.
Tantas veces mezclamos vino y beso
que, al fin, el sueño la rindió, por eso
le sirvieron mis brazos como almohada.
Y cuando pudo el sol alzar el vuelo
estaba rojo, como el vino, el cielo
y azul, como sus ojos, la alborada.
Álvares de Azevedo
San Pablo, Brasil, 1831- 1852
Noite na taberna
Oh! vazio! meu copo está vazio!
Olá taverneira, não vês que as garrafas estão esgotadas?
Não sabes, desgraçada,
que os lábios da garrafa são como os da mulher:
só valem beijos enquanto o fogo do vinho
ou o fogo do amor os borrifa de lava?
“El vino lava nuestras inquietudes, enjuaga el alma hasta el fondoy sana nuestras heridas”.-Séneca
Nicanor Parra
Chile
Coplas del vino
Nervioso, pero sin duelo
A toda la concurrencia
Por la mala voz suplico
Perdón y condescendencia.
Con mi cara de ataúd
Y mis mariposas viejas
Yo también me hago presente
En esta solemne fiesta.
¿Hay algo, pregunto yo
Más noble que una botella
De vino bien conversado
Entre dos almas gemelas?
El vino tiene un poder
Que admira y que desconcierta
Transmuta la nieve en fuego
Y al fuego lo vuelve piedra.
El vino es todo, es el mar
Las botas de veinte leguas
La alfombra mágica, el sol
El loro de siete lenguas.
Algunos toman por sed
Otros por olvidar deudas
Y yo por ver lagartijas
Y sapos en las estrellas.
El hombre que no se bebe
Su copa sanguinolenta
No puede ser, creo yo
Cristiano de buena cepa.
El vino puede tomarse
En lata, cristal o greda
Pero es mejor en copihue
En fucsia o en azucena.
El pobre toma su trago
Para compensar las deudas
Que no se pueden pagar
Con lágrimas ni con huelgas.
Si me dieran a elegir
Entre diamantes y perlas
Yo elegiría un racimo
De uvas blancas y negras.
El ciego con una copa
Ve chispas y ve centellas
Y el cojo de nacimiento
Se pone a bailar la cueca.
El vino cuando se bebe
Con inspiración sincera
Sólo puede compararse
Al beso de una doncella.
Por todo lo cual levanto
Mi copa al sol de la noche
Y bebo el vino sagrado
Que hermana los corazones.
“El vino le hace bien a las mujeres, sobre todo cuando lo beben los hombres”.- Adagio romano
José Martí
Cuba, 1853- 1895
Aquí tengo una copa
Aquí tengo una copa magnifica labrada
Por un noble maestro famoso de Francia.
¿,Quién quiere mi copa?
No hay tal en Europa
Ni la tienen los shahs esmaltados de Asia
Ni los negus sublimes la tienen en Africa
Una noche el maestro famoso cansado
Se durmió en su ventana tendida la mano
Sintió como un beso:
Notó como un peso,
Y en todo su cuerpo la sombra de un ala,
Y en las manos adelgazadas y luminosas
Unas joyas no vistas.
Se la he dado a los hombres: qué
efectos tan singulares produce mi
copa. A unos los envenena, como
el café puro a la gente estragada.
A otros los saca de sí y les
hace subir el color al rostro, y
los pone lívidos, y parece cuando
beben de mi vino, que se les pintan
en el rostro garduñas, hurtos, almas
que imploran, doncellas que piden
su doncellez, niños que piden su padre.
La fama de mi vino ha
corrido, y nadie quiere vino de mi copa.
Las mujeres: Todas, todas,
curiosas presumidas, se acercan,
atraídas por el brillo. Todas creen que
pueden beber.
¡Ay! yo también lo creí:
pero miradme, miradme, ahora.
¿No tengo en los ojos, y en todo mi
rostro, el aspecto de un campo
que acaba de ser regado por
las lluvias y devastado por
los vientos de la tormenta?
¡Ay! las mujeres han bebido,- y
se han ido; pero cada una me ha robado
una piedra preciosa.
Y aquí estoy, en mitad del camino.
Ya me voy a morir. Todavía
hay aquí joyas para muchos ladrones:
¿quién quiere mi copa?
María Ester Funes
Argentina
Orígenes de la fiesta vendimial
Abre tus ojos Mendoza
despierta que es Vendimia
el sol ya quemó las Vides
las uvas preñadas de Sabor
parieron el vino nuevo
el aire se embriaga de Tonadas
mientras que el duende
del agua anda gambeteando
entre los surcos
Despierta que es Vendimia !!!
"Si quieres vivir mucho, guarda un poco de vino rancio y un amigo viejo."- Pitágoras
Ariel Petrocelli
Salta, Argentina, 1937
Amaneciendo en Cafayate
Amanece en Cafayate
La luna se va en el río,
La alameda trae los vientos
Que maduran los racimos.
Desde el fondo del silencio
Pareciera que cantaran
Los abuelos enterrados
En el fondo de la plaza.
Hay un gallo prometido
En la luz de la mañana,
Tu vendimia Cafayate
Con uvas de la esperanza.
La aurora del puro pueblo
De esdrujulante tonada.
Amanece en Cafayate
Y se desarma en la arena
La fragancia del rocío,
La sangre de las estrellas.
El vino está en los lagares
Entre callado y risueño,
Y Cafayate amanece
Arriba de un sol labriego
Juan de Arguijo
Sevilla, España- 1567-1622
A Baco
A ti, de alegres vides coronado,
Baco, gran padre, domador de Oriente,
he de cantar; a ti que blandamente
tiemplas la fuerza del mayor cuidado
Ora castigues a Licurgo airado
o a Penteo en tus aras insolente,
ora te mire la festiva gente
en sus convites dulce y regalado,
O ya de tu Ariadna al alto asiento
subas ufano la inmortal corona,
ven fácil, ven humano al canto mío;
Que si no desmerezco el sacro aliento
mi voz penetrará la opuesta zona,
y el Tibre envidiará al hispalio río.
Ruben Darío
Nicaragua, 1867- 1916
Cuando la vio pasar el pobre mozo
y oyó que le dijeron: "¡Es tu amada!..."
lanzó una carcajada,
pidió una copa y se bajó el embozo.
"¡Que improvise el poeta!"
Y habló luego
del amor, del placer, de su destino...
Y al aplaudirle la embriagada tropa,
se le rodó una lágrima de fuego,
que fue a caer al vaso cristalino.
Después, tomó su copa
¡y se bebió la lágrima y el vino!
Omar Kayyam
Cuando yo muera, lávenme con lo que era la parra; en lugar de oraciones, canten sobre mi tumba los elogios de la copa y del vino. Si desean encontrarme al día siguiente, búsquenme bajo el polvo de duelo de la taberna.
Horacio Guarany
Argentina, 1925
Volver en vino
Si el vino viene viene la vida:
vengo a tu viña, tierra querida.
Quisiera dejar mis huesos
bajo cielo mendocino
que mi sangre y mis cenizas
se vuelvan camino del vino.
Qué triste ha de ser morirse
y no volver nunca más,
pero es tan linda la vida,
pero es tan churro el camino,
que si me muero algún día
entiérrenme en Mendoza,
en San Juan, allá en la Rioja
o en Cafayate La Hermosa
que en vino habré de volver!
Y cuando lloren las viñas
para que rían los hombres,
he de volver en las copas
que habré de mojar las bocas
de mis viejos compañeros
o tal vez de la que quiero
y no me pudo querer...
y en una noche de farra
cuando lleven la guitarra
si ven al vino llorar
déjenlo llorar su pena
déjenlo llorar su pena
que en la lágrima morena
como nunca he de cantar!
La vida es un vino amargo,
dulce de jarra compartida:
que los que nadan pa' dentro
se ahogan solitos en vida.
Si el vino viene viene...
Maurizio Cucchi
Milan, Italia, 1945
Ni yo siquiera sé, sentado en esta mesa,
mientras pasmado y absorto acaricio la copa,
si es por elevarme leve en el aire
o derrumbarme en cavernas, sombrío,
si es por el gusto, el embotamiento o el sueño...
Sólo sé que baja rápido
este tinto que mancha
la pechera y el alma,
este tinto mostoso que recorre el mentón,
este tinto ansiado, con justicia alabado
en todas las lenguas del mundo.
Bebamos, hasta el cuello, armemos una juerga,
a lo ancho desplomémonos al suelo
y sonriamos al rey del universo.
Anonimo Español
Oh licor de los licores
criado en las verdes matas.
Tu me puedes, tu me matas,
Te subes a la cabeza
y haces burlas de las patas.
"Existe más historia que geografía en una botella de vino."- J. Kressman
François Rabelais
Francia, 1494 – 1553
Canción de la botella
¡Oh Botella
toda henchida
de misterio,
tú haces bella
nuestra vida
en suave cautiverio!...
En la ciencia de báquico criterio
nuestro espíritu busque prez y gloria:
que en el licor más grato a la memoria
Dionisio, celebrando su victoria
en la India, encerró toda su doctrina.
¡Oh savia generosa, oh luz divina
que la aflicción ahuyentas y el recelo!
El alma de Noé goce del cielo
porque inventó tan dulce medicina.
Que la esencia de la bota
me libre de adversa estrella
y no se pierda una gota
de la líquida centella.
¡Oh Botella
donde flota
la ilusión adormecida!
¡Oh Botella
toda henchida
de misterio,
tú haces bella
nuestra vida
en suave cautiverio!
Francisco Villaespesa
España, 1877-1936
Para escanciar el vino de mi viña temprana,
Fidias, divino artífice, en marfil y oro puro
modeló fina copa, sobre el más blanco y duro
seno que sorprendiera jamás pupila humana.
Son dos ninfas en arco las asas de esa copa,
y en ella están grabados, entre vides y flores
y sátiros que acechan, los lúbricos amores
de Leda con el Cisne, y el Toro con Europa.
Amada, ¡bebe y bésame! Al destino no temas,
que al borde de la copa rebosante de gemas,
cinceló Anacreonte estos versos divinos
cuyo ritmo el secreto de la existencia encierra:
-Bebe, ama y alégrate mientras sobre la tierra
haya labios de rosas y perfumados vinos.
Dunásh Ibn Labrát
Bagdad, Irak
Me dice: no duermas, bebe vino añejo.
Hay alheñas y lirios, mirra y áloe
en el jardín con granados, palmeras y parras;
plantas agradables y muchos tamariscos,
ruido de acequias y sones de laúdes..
Bebamos entre arrates rodeados de azucenas,
alejemos las penas con varios panegíricos,
comamos dulces manjares, apuremos las jarras;
seamos cual gigantes y vaciemos las tinajas.
Shakespeare: “Si mil hijos tuviera el primer principio humano que les enseñaría sería de abjurar de toda bebida insípida y dedicarse por entero al jerez”.-en: Enrique IV
Luis Benitez
Buenos Aires, Argentina
Oh! Trae el vino negro
¡Oh! Trae el vino negro,
que lleva su bosque, la tierra con muertos y vírgenes cegadoras
en un caudal desesperado hasta mi boca,
él mezcla la sangre y el semen del hombre para darle un hijo de mirada turbia.
Quiero los ojos de fuego y de mareas,
que no dejan entrar la muerte a mis palabras,
pero me acercan con alas de mojados papeles
a la risa hueca de mis huesos,
compañeros únicos y fieles en los años navegantes
que bajaron del útero conmigo, a este mundo de chinches y desgracias.
Trae el vino negro con tapón de seca calavera
que me hace oír en los cuartos vecinos
pianos tocados por mi espectro,
mientras el tiempo transcurre despacio entre los dedos
y puedo jugar con él y con sus rudos templos bailarines.
Sólo así puedo mirar tranquilo el mundo de la noche,
mientras el seco rostro del amor
me apaga lentamente cigarrillos sobre el estómago
y la garganta que pronunció su nombre se hace una cisterna,
donde chapotean ranas, triángulos, confusos centauros en desorden.
Trae el vino negro.
Esta noche quiero a todos mis fantasmas en las venas.
Ellos despertarán con sus besos,
la gloria, en nuestros entristecidos corazones.
William Butler Yeats
Dublin, Irlanda, 1865- 1939
El vino entra en la boca...
El vino entra en la boca
Y el amor entra en los ojos;
Esto es todo lo que en verdad conocemos
Antes de envejecer y morir.
Así llevo el vaso a mi boca,
Y te miro, y suspiro.
Sharâf al-dîn ‘Umar ibn al-Fârid
El Cairo, Egipto- 1181-1235
Elogio del vino
Hemos bebido a la memoria del Bienamado
un vino que nos ha embriagado
antes de la creación de la viña.
Nuestro vaso era la luna llena.
Él es un sol; un cuarto creciente lo
hace circular. ¡Cuántas estrellas
resplandecen cuando está mezclado!
Sin su perfume no hubiera
hallado el camino de sus tabernas.
Sin su resplandor, la imaginación
no podría concebirlo.
De él, el tiempo ha conservado tan poco,
que es como un secreto oculto
en el fondo de los corazones.
Si su nombre es citado en la tribu,
este pueblo se embriaga sin deshonor
y sin pecado.
Ha subido poco a poco del fondo
de las jarras y de él, en verdad,
sólo queda el nombre.
Si un día de él se acuerda un hombre,
la alegría se apodera de éste y la tristeza se desvanece.
La única visión del sello
puesto sobre las jarras,
basta para embriagar a los invitados.
Si regaran con un vino como éste la
tierra de un sepulcro, el muerto reencontraría
su alma y su cuerpo sería revivificado.
Extendido a la sombra del muro de su viña,
el enfermo agonizante recobra inmediatamente
sus fuerzas.
Cerca de sus tabernas, el paralítico
anda y los muros se ponen a hablar
al recuerdo de su sabor.
Si las emanaciones de su perfume se
exhalan en Oriente, un hombre privado
de olfato se vuelve desde Occidente
capaz de percibirlas.
Aquel que sostiene la copa, la palma untada
de este vino, no se extraviará en la noche;
sostiene un astro en la mano.
Un ciego de nacimiento que lo recibiera
en su corazón recobraría inmediatamente
la vista. El rumor de su filtro hace
oír a los sordos.
Si en una tropa de jinetes
que se dirige hacia el terruño que lo
ve nacer, alguien es mordido por una bestia
venenosa, el veneno no le afectará.
Si el exorcista traza las letras de su
nombre en la frente de un poseído, estos
caracteres lo sanan.
Bordado en la bandera del ejército
este nombre embriaga a todos los que
andan bajo el estandarte.
Pule el carácter de los invitados
y por él se conducen en la vía
de la razón los que no tienen
entendimiento.
Aquel cuya mano no ha conocido
nunca la esplendidez se torna
generoso y el que no tenía grandeza
de alma aprende a moderarse
incluso en la cólera.
Si el más estúpido de los hombres
pudiera besar la tapa de su aguamanil,
llegaría a comprender el sentido de sus
perfecciones.
Me dicen: «Descríbelo, tú que estás
tan bien informado de sus cualidades».
Sí, en verdad, sé cómo describirlo:
es una limpidez y no es agua,
es una fluidez y no es aire,
es una luz sin fuego y un espíritu sin cuerpo.
Su verbo ha preexistido eternamente
a todas las cosas existentes;
cuando no había formas ni imágenes.
Por él subsisten aquí
todas las cosas, pero lo velan
con sabiduría a quien no comprende.
De él, mi espíritu se ha prendado de
tal forma que se han mezclado
los dos íntimamente; pero no es
un cuerpo que ha entrado en otro cuerpo.
Vino y no viña: tengo a Adán por
padre. Viña y no vino: su madre es
mi madre.
La pureza de los vasos, en verdad,
proviene de la pureza de las ideas;
y las ideas, es él quien las hace crecer.
Se ha hecho una distinción; pero el todo
es uno; nuestros espíritus son el vino
y nuestros cuerpos la viña.
Antes que él, no hay «antes»
y después de él, no hay «después»;
El principio de los siglos ha sido
el sello de su existencia.
Antes que el tiempo fuese, ha estado
bajo el lagar. El testamento de
Nuestro Padre sólo ha venido después
de él; es como un huérfano.
Tales son las bellezas que inspiran
para loarlo las prosas armoniosas
y los versos cantarines.
El que aún no lo conoce
se alegra de oírlo citar, como
el amante de Nou’m al oír el nombre
de Nou’m.
Ellos han dicho: «Has pecado bebiéndolo».
«No ciertamente, sólo he bebido
lo que, privándome de ello, me hubiera
hecho culpable».
¡Felices las gentes del monasterio!
¡cuánto se han embriagado de este vino!
y sin embargo no lo han bebido, pero
han tenido la intención de beberlo.
Antes de mi pubertad he conocido su
embriaguez; todavía estará en mí cuando
mis huesos sean polvo.
Tómalo puro este vino; o no lo mezcles
más que con la saliva del Bienamado;
toda otra mezcla sería culpable.
Está a tu disposición en las tabernas;
ve a tomarlo en todo su esplendor.
¡Qué bueno es beberlo al son de las
músicas!
ya que jamás, en ningún lugar, cohabita
con la tristeza, como nunca cohabitan
juntos las penas y los conciertos.
Si te embriagas de este vino, aunque
sólo sea por una hora, el tiempo será
tu dócil esclavo y tendrás el poder.
No ha vivido, aquí abajo, aquel que
ha vivido sin embriaguez y éste
carece de entendimiento si no ha
muerto por su embriaguez.
Que llore sobre sí mismo, el que
ha perdido su vida sin tomar de él su parte.
Alysson da Glória de Souza
Brasil
A noite e o vinho
Depois do vinho
Quero o beijo,
O desejo , o prazer
E o sono da morte.
Depois do vinho,
Estarei sozinho.
Nada a perder,
Exceto um sonho torpe.
Sinto a letargia.
Trazendo os delírios
Que afastam minha dor.
Sem minha dor,
Em volta tudo é poesia.
Sou o semeador
Em campo de lírios.
Um perfume inebriante
E surge o deus do vinho.
Mostra algo adiante.
Num caminhar hesitante,
Pois difícil é o caminho,
Chego ao mar de sangue.
Nas ondas revoltas, redemoinho
Lá se vai o monstro marinho
Rumo ao vazio abissal
Oculto,
No fundo da taça de cristal.
De meu corpo dormente,
Pois o prazer adormece,
Sai o espírito inquieto.
E o desejo que ela viesse
Surge de repente,
Como o novo continente.
De onde ele veio,
Não sei ao certo.
O mundo diferente,
Que há anos tenho procurado.
Onde a vida é uma festa,
E onde serei rei, decerto.
Surge estranha multidão:
Deformados, rotos, mal-vestidos.
Pois de fato, é como são
Quando não estão
Sóbrios, belos e enrustidos.
Excitados e aos gritos
Bebem do vinho
Realizam ritos
Querem a energia
Que não existe no limbo,
morada de seus espíritos.
Gritos Por Dionísio
Para começar a orgia
Vou indo embora
Seguindo minhas próprias pegadas.
Assisto o nascer e morrer,
De um mundo novo, intocado
O mundo que há anos tenho procurado.
Vivendo a vida feliz, embriagada
Num mundo verde, desfigurado
Como se fosse visto
Pelo fundo da garrafa.
Logo, como a gota que se consome
A multidão solta também some.
Vem a ressaca
Como a queda
De uma grande estrela.
Seca e opaca,
Explode a dor de cabeça.
Foi-se do deus do vinho
E nem lhe disse
Como era bonito.
No silêncio opressor
Estou sozinho.
Nada a perder
Exceto um sonho torpe.
Não terei o beijo,
Desejo ou prazer,
Mas virá agora o sono da morte.
"A los gallegos nos gustan nuestros vinos. Quizás porque tienen más ganas de hablar que nosotros, o porque tienen un sabor fugitivo y, buscándoselo, rememoramos tiempos, lugares, amores, despedidas..."- Alvaro Cunqueiro
Hector Torres Toro
Chile- Canadá
Al vino, un canto de fuego
Mi domicilio es la tierra, la unica eternidad que conozco
Desde de mi conciencia, alzan el vuelo las palabras
Desde el vino crece el encanto y sube el entusiasmo
Es un vuelo de roja delicia jugueteando en mi piel.
Desde los sarmientos gotea el universo su sangre bermellon
Asi te veo cada primavera, pujando un tierno brote de amor
Subir como savia en turgentes pezones a los senos de la primavera
Ovalando en pequeños granitos que se integran al racimo.
Hoy, ya eres adolecente, te excitas y exitas el asalto a las vendimias
Con tu densidad azucarada, invitas los paladares
Aderretir tu sabor fresco y frutal de placer y canto
Te repetimos grano a grano en los festivo savores
Que danzan su sublimidad en los solones de mi alma
Subes tu carga morada de placer excitante, hasta tu ombligo,
Sigo tu cortejo, cuelgan los racimo en granitico nestar de amor
Caes dulcemente al canasto de mimbre, desde tus manos,
Subes a la carreta y sigues hasta la saranda, luego bajas al lagar,
O bajo mis pies tu metamofosi de exquicitez incomparable.
Al dia siguiete, ya eres deliciosa bebida de almibarado polen,
A la semana, eres brutal, energico, inscitas, hierves y desafias.
Impones tu bondad incomparable, conquistando mi garganta
Te ocultan en bogegas como un tesoro intenso del porvenir.
Declaran en resitencia al exitado paladar, que no soporta la agonia
Te cambian, te trasvacijan, te admiran, te protejen en las vasijas.
Penetras virilmente la madera, arrobas las tinajas de roble
Te guardan, te ocultan en vientres de barro, de vidrio, de cemento
y cuero de cabra
Te sienten, te ven crecido, quieren bautizarte, llebarte a la fiesta y libarte
Vestirte de santo, llevarte a la iglesia, a la fiesta y, mostrar tus dotes
de mago sensacional, magnifico e inpertinente, agudo y aveces soez.
Hoy gusto en mis labios tu sagrado sabor de mosto, tu estampa de señor,
De duque y de rey poderoso, bajo el sol que quema y el paisaje que embriaga,
Recorre mis arterias, tu calido canto de cepas profundas,
me alborotas, me potencias los brios y tiemblas el sol de mi universo
mis labios se incendian con el rose de tu liquida piel centelleante
Subes como el rio en invierno, inchas la marea
azotas como las holas del mar en luna llena
Me sacudes, me empujas, me elevas como nube de gloria sin razon
Me balanceas al viento en las cumbres solitarias,
como cabellera de relampago que flota en la espuma.
No puedo resistir la tentacion de beberte copa a copa, hasta el abismo
A mano alzada te llevo a recorrer, las profundidades de mi ser
Te invito a perdurar en mi paladar, hasta entrar en los misterios del olvido.
algunos no te recomiendan, yo advierto tu osadia y aconsejo la mesura
No descuidar la atrevida accion de tus defectos, no perderte de vista,
no jugar contigo hasta el amanecer, sin haber crecido lo suficiente
llamo a prescindir del entusiasmo extremo, cuidar la dignidad
no deben aflojarte las riendas, resistir el vertigo en la cima del mareo
Mas cuando pasas, cantando en mi garganta tu sonata de mieles
Siento el entuciasmo, me quemas, me ardes el estomago.
Mientras converso y hago mia la exquicitez de la mesa
En aquella cálida y entusiasta comunion de amigos
O en aquella danza con la hermosa dama, que rosa suavemente mis piernas
En excitados movimientos que me llevan, que suben y bajan en las alas del vaiven.
eres imprevisible , eres incontrolable, semilla que inflamas exquicites que empuja
perversidad que pierde los estribos en este corsel, que empuja en la sangre
Ya me voy por un torcido camino, me marea la altura y se me acorta la vista,te
epero, es lindo escucharte mentir, y créer que es vedad que me encotre conmigo,
Me covences que eras tu el yo que buscaba, que soy la cima y desciendo a mi olvido
Alli donde el recuerdo a dejado de existir o perdura en un latigazo cataleptico sin latidos.
Jorge Antonio Doré
Cuba, 1949
Fecundidad
Para ti mi cosecha está madura.
Ven a mi mundo pródigo de espigas
y siega de mis campos cuanto quieras
hasta que hayas llenado tu medida.
Es mi tiempo fecundo. Paso a paso
te invito a que recorras la campiña
donde tengo una sombra bien dispuesta
para que te acomodes, capesina.
Manosea los frutos de mis huertas.
Hurga pozos. Desnuda entre las viñas
sumérgete en racimos y sarmientos
que yo iré a vendimiarte al otro día.
Y en el lagar de nuestro lecho blanco,
pero rojos los dos por la vendimia,
al estrechar mi cuerpo contra el tuyo
lograremos tal mosto de caricias
que haremos fermentar jugosos besos
y estallarán racimos de alegría.
No habrá vino más dulce que el buen vino
que tú y yo endulzaremos en vigilia.
Para ti mi cosecha está madura.
Campesina, no faltes a mi cita.
Pongo mi corazón sobre la mesa,
para que tú lo uses de vasija.
que en él, tras de brindar, voy a beberme
hasta el último sorbo de tu vida.
Horacio Ferrer
Montevideo, Uruguay, 1933
El vino enamorado
He muerto, amor, y muerto me reencarné en tu vino.
Bebéte vos mi cuerpo, renaceré en tu aorta.
Qué sobrehumanamente, por Dios, ya muerto y vivo
te esperará mi espectro caliente en cada copa.
Regreso de la nada trajeado de racimos,
tangueando entre los duendes de la bodega absorta,
allí donde los dioses lo encurdan al destino
y aprendo a ser tu vino, de pie sobre tu boca.
No me llorés, no ves que voy contigo,
varón de alcohol disuelto tras tu piel,
fiebre en tus éxtasis y mismo en tus desvelos,
no llorés, que así te quiero
como nadie quiso antes.
No me llorés, bebéme!, soy tu vino
y con mi cuerpo innumerable te amaré,
pájaro líquido en la cumbre de tu carne,
ya somos uno, mi amor, besáme.
De vino soy, de vino fanático de vida,
revivo por la hermosa catástrofe de amarte,
ya muerto y muerto te amo chorreando amor, querida,
qué escándalo de labios que voy a provocarte.
Nos barajó el misterio, la dicha que no había
de fermentarme entero y ser tu mar de amantes,
desciendo a tus aljibes incógnitos de mina
y embriago, una por una, las bocas de tu sangre.
Ay, amor,
renazco en vino enamorado
y, alma mía, te emborracho
de alegría.
Escrito en Alejandria hacia el SII aC imitando a Anacreonte, 570- 485 ac.
Anacreóntica 45.
Cuando empino la copa
Se aduermen mis cuidados.
¿Qué me importan las penas,
Fatigas y trabajos?
Si he de morir, mal
Que me pese, ¿qué saco
Con querer descifrar
De mi vida el arcano?
El vino del hermoso
Lieo, pues, bebamos;
Que empinando la copa
Se duermen los cuidados.
Anacreónticas, Traductor, José María Díaz-Regañón López, Madrid, Ediciones Clásicas, 1990.
Andrés Bello
Caracas, Venezuela- 1781 – 1865
Hijo alado
de Dione,
no me riñas,
no te enojes,
si te digo
que los goces
no me tientan
de esos pobres
que mantienes
en prisiones.
Hechiceros,
¿quién lo niega?
son los ojos
de Filena;
pero mira
cómo el néctar
delicioso
de Madera
en la copa
centellea.
Tú prometes
bienandanza;
mas, ¿lo cumples?
¡Buena alhaja!
De los necios
que sonsacas,
unos llevan
calabazas;
otros viven
de esperanzas;
cuál se queja
de inconstancia;
cuál en celos
¡ay! se abrasa.
Baco alegre,
tú no engañas.
Hace el vino
maravillas;
esperanzas
vivifica;
da al cobarde
valentía;
a los rudos,
¡cómo inspira
Aunque gruña
la avaricia,
tú le rompes
la alcancía.
Y otra cosa,
que a tu lima
no hay secretos
que resistan.
Los amantes
infelices
por las selvas
y jardines
andan siempre
de escondite;
cabizbajos
lloran, gimen;
mas, ¡cuán otro
quien te sirve!
dios amable
de las vides.
Compañeros
apercibe
que en su gozo
participen.
Cantan, beben,
bullen, ríen.
-Mas Filena,
¿no te mueve?
-Niño alado,
vete, vete.
-Sus miradas
inocentes,
sus amables
esquiveces...
-¿No te marchas,
alcahuete?...
-Sus mejillas,
que parecen
frescas rosas
entre nieves...
-Cupidillo,
no me tientes.
-Sola ahora
por la calle
se pasea
de los sauces,
y las sombras
de la tarde
van cundiendo
por el valle.
Y la sigue
cierto amante
que maquina
desbancarte.
-¿Tirsi acaso?
-Tú lo has dicho.
-Oye, aguarda,
ya te sigo.
Compañeros,
me retiro.
Vuelo a verte,
dueño mío.
José Hierro
Madrid, España- 1922- 2002
Coplilla después del 5º Bourbon
Pensaba que sólo habría
sombra, silencio, vacío.
Y murió. Estaba en lo cierto.
El mismo Dios se lo dijo.
De "Cuaderno de Nueva York" 1998
Ramón Campoamor
Navia, Asturias, España- 1817 – 1901
El reino de los beodos
Tuvo un reino una vez tantos beodos,
Que se puede decir que lo eran todos,
En el cual por ley justa se previno:
Ninguno cate el vino.
Con júbilo el más loco
Aplaudióse la ley, por costar poco:
Acatarla después, ya es otro paso;
Pero en fin, es el caso
Que la dieron un sesgo muy distinto,
Creyendo que vedaba sólo el tinto,
Y del modo más franco
Se achisparon después con vino blanco.
Extrañado que el pueblo no la entienda.
El Senado a la ley pone una enmienda,
Y a aquello de: Ninguno cate el vino,
Añadió, blanco, al parecer, con tino.
Respetando la enmienda el populacho,
Volvió con vino tinto a estar borracho,
Creyendo por instinto ¡mas qué instinto!
Que el privado en tal caso no era el tinto.
Corrido ya el Senado,
En la segunda enmienda, de contado
Ninguno cate el vino,
Sea blanco, sea tinto, les previno;
Y el pueblo, por salir del nuevo atranco,
Con vino tinto entonces mezcló el blanco;
Hallando otra evasión de esta manera,
Pues ni blanco ni tinto entonces era.
Tercera vez burlado,
"No es eso, no señor", dijo el Senado;
"O el pueblo es muy zoquete, o muy ladino:
Se prohíbe mezclar vino con vino"
Mas ¡cuánto un pueblo rebelado fragua!
¿Creeis que luego lo mezcló con agua
Dejando entonces el Senado el puesto,
De ese modo al cesar dio un manifiesto:
La ley es red, en la que siempre se halla
Descompuesta una malla,
Por donde el ruín que en su razón no fía,
Se evade suspicaz ¡Qué bien decía!
Y en lo demás colijo
Que debiera decir, si no lo dijo:
Jamás la ley enfrena
Al que a su infamia su malicia iguala:
Si se ha de obedecer, la mala es buena;
Mas si se ha de eludir, la buena es mala.
Dante Alighieri: “El vino siembra poesía en los corazones.”
Gabriel Impaglione
Argentina
Elogio del vino
El vino, compañeros, viene del amor
del trabajo y la tierra.
Es hijo del sumo torrente del planeta.
Ay viento mineral
luz victoriosa que sube desde el humus
hasta ensanchar el tiempo
en el racimo.
Es el mar florecido en auroras
en la copa brillante del encuentro.
El vino, mis amigos, viene del amor
del trabajo y la tierra.
Las gotas de la vida se reunieron
como madres acunando el canto
para que una ronda de muchachas
lo dé a luz en la vendimia.
Es zumo de la risa y la palabra.
Ay sangre de los surcos,
sudor de los sueños.
Las manos en el brote
el brote en el oficio
del corazón más puro de las generaciones.
Maravilla de la tarde en las hileras,
ternura recostada en cada cesto.
Ay retazo de luna,
canción distribuida.
Eco de los hombres en el rito
que llena de rubíes a los pueblos.
Piel de la montaña.
El vino compañeros, viene del amor
del trabajo y la tierra.
Certeza de la savia, es decir sabiduría
de la infinita corriente del alba,
esencia que libera los himnos y las llamas,
minuciosa marcha subterránea
que alza hacia las copas
espumosa bandera constelada.
Respuesta de los dioses
a las interrogaciones implacables.
Espíritu universal que late en la madera
y corre como un río por la historia,
de mano en mano y de mesa en mesa,
como una música.
Aire de las celebraciones.
Latido solar que nos hermana.
Lo llevo a mi boca como la mujer que amo.
Consagra la hora y la poesía.
El vino compañeros viene del amor
del trabajo y la tierra.
Comentarios
Yo confundo el vino con el sudor,
y la vendimia con la comida casera,
con lo que ha sido esperado.
Lo confundo también con el otoño,
anuncio de la edad dorada,
de arrugas que sugieren sutilezas,
de sexo gran reserva.
Parras por donde maduran
las pasiones del verano y de la vida,
a ras de una tierra abrasada.
Noches, tardes, mañanas,
que se van haciendo dulces,
y transformando en azules, ocres, verdes.
Cuerpos, racimos,
pámpanos de vida que enroscan
sus lenguas entre manos y pies.
Fermentación anaeróbica en la oscuridad,
en la soledad del alma,
oscura bodega, bien templada del alma,
donde todo junta y fermenta, y crea
el perfume del fin de los viñedos.
Yo no sé como decirles, sras y sres,
que el vino lo llevamos dentro.
Y que algun dia se descubrirá
que el color, el retrogusto, el gusto,
procede de en una bodega interior,
íntima, que todos llevamos dentro.
A los poetas no nos va
el vino viejo. Lo preferimos joven
para envejecerlo dentro.
(La Bodega Interior, por Xisco Bernal).
Un abrazo
Este es muy bueno preciosa. Besos
Las expresiones son personales siempre pero con el vinculo vivo de relación hombre-vino, que es justo lo que necesitamos para conocer nuestras propias experiencias o nuestros anhelo y muchas veces nuestro impetu por dejar huellas con palabras salidas por su culpa.
Les invito a mi blog, hay dos ODAS que agregan nuevas sensaciones al arte poetico existente.
gonzalo arteaga reyes
ARGON
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