Si me entiendes

 



Calma, silencio, que añoro escuchar mis pensamientos que andan dolidos temblando, huérfanos de todo lo que yo soy.

Dadme una oportunidad de encontrarme, de volver a amar la lluvia, la página en blanco, el lienzo y el color inventado en un prisma de lágrimas.

Dejadme ilusionarme porque llega el otoño y llegan las hojas rojizas que se amontonan ante mi puerta.

Dejadme ser, que yo no soy vosotros, no quiero, soy yo y mi sueño de largas noches de cine y frías mañanas. La tranquilidad de un café tomado mirando al cielo.

He cedido demasiado de mí misma, es de justicia  cuidar nuestros latidos, ahorrar en tiempo y ganas, guardar para tener luego y dedicarnos a hacer lo que nos pide el corazón.

Calma, se termina un extraño verano, y yo tengo que volver a ser yo misma, a escribir estas líneas y pensar que alguien, tal vez al leerlas, me entienda y sonría sin más.

No me pidáis nada, en mi sencilla vida me encuentro bien.






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