Marlon, un actor.

La figura de Marlon Brandon se nos antoja un icono, un prototipo de una época ya pasada, pero ante todo es la figura de un actor con mayúsculas.
Recojo aquí dos de sus películas, muy diferentes, tanto por la temática como por la edad que el actor tenía al hacerlas, en una de ella derrochando interpretación y físico y en otra madurez y sensualidad. La primera es “La ley del silencio” (On the Waterfront, Elia Kazan, 1945) que literalmente copio de las palabras de la fallecida escritora extremeña Dulce Chacón ( La voz dormida).

“El triunfo de la Ley del silencio daría a su director la oportunidad de alzar la voz ante una situación que consideraba injusta y desproporcionada. Y el resultado final, después de ocho borradores, y de haber sido realizada por la Fox, se convierte en un éxito instantáneo. La figura de Marlon Brandon fue, y sigue siendo fundamental para este triunfo. Kazan había librado una autentica batalla contra sí mismo antes de declarar ante el Comité Parlamentario de Actividades Antiamericanas. Cuando testificó, el director rompió la ley del silencio, y al romperla se convirtió en confidente, y se ganó la animadversión de sus viejos amigos. De todo esto habla este filme, porque Kazan está contando su propia historia”.




“El último tango en París” (Last tango in París, Bernardo Bertolucci,1972 ), es la segunda.

Un hombre maduro (Marlon Brandon) y una mujer joven (María Schneider) convierten un piso vacío de París en el refugio y santuario de su relación de amantes sin nombre. Durante los encuentros, pretenden prohibir la entrada de información sobre el exterior o su pasado, y se lanzan a una vorágine de amor animal y sexo sin tabúes, pero son incapaces de desterrar el deseo de posesión del otro. Esta película se convirtió en un mito de la liberación sexual y produjo tras su estreno el éxodo de muchos españoles a la localidad francesa de Persignan (hablamos de los últimos años del franquismo, el dictador moriría en 1975) en busca de escenas tórridas de calidad.Y lo curioso es que aún hoy, la agria y sensual película del director italiano resulta mucho más atrevida que las películas modernas al uso.

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