Gisele
Me dicen que así es la vida
y no quiero creerlo
-nada lo justifica-,
sólo existe la impunidad semi oculta
de las heridas que nunca curan
¡no escuches, no mires, no hables!
Maldice mil veces mil la plaga
que lleva siglos comiendo nuestros
cuerpos y nuestras entrañas
¡lucha, grita, hiere!,
que no sea siempre nuestra pena
la que manche todo
la que encabece el titular
la que es mofa del mediocre.
Si sabes sus nombres, dilos,
señala sus caras, enseña sus miserias,
habla con la calma
que necesita tu voz y tus manos,
no llores más Tristeza,
bastante ya lo has hecho.
No quiero creerlo:
así no son los hombres,
así son algunos de ellos.
Maldice, que alivia,
y denuncia que es tu derecho,
que corra el aire
atravesando ventanas y puertas,
pasillos infinitos,
cómo si fuera la furia del universo
concentrada en tu respiración,
hasta que se abran a la vez
y no se cierren nunca más,
más nunca
a una mujer que se aferre
(para poder seguir)
a la verdad.
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