Con el pueblo del Sahara





A punto de entrar en el año 2010, recorremos ya una década del siglo veintiuno, y sin embargo las cosas se suceden en nuestro mundo como hace siglos. Aminatou Haidar es una mujer, pertenece al pueblo saharaui, que al igual que el palestino se ven obligados a vivir sin patria. Aminatou es una mujer culta, tiene dos hijos, fue nominada al Premio Nobel de la Paz en el año 2008, lucha por los derechos de sus conciudadanos y es crítica con el gobierno marroquí, al que acusa de continuas violaciones hacia su pueblo. Aminatou fue sacada de su casa sin pasaporte y abandonada en el aeropuerto de Lanzarote, como si fuera una maleta. Al gobierno marroquí no le cuesta nada (actua con impunidad), deshacerse de las personas molestas. Hagamos un poco de memoria. El Sahara fue colonia española, España abandono el proceso de descolonización en 1976 pero se comprometió ante la ONU ha facilitar por medio de un referéndum el paso hacia la construcción de un país democrático. No lo hicimos, supongo que detrás de ello hubo intereses muy cuestionables, entonces fallamos al pueblo saharaui que siempre se sintió unido al español. La realidad es que diferentes acuerdos a nivel económico que se mantienen con Marruecos nos presionan más que nuestros lazos sentimentales con los saharauis y aunque muchos países defienden el derecho a la independencia del Sahara Occidental, otros parecen que miran hacia otro lado. Una vez más un solo país presiona (a toda una comunidad como la europea) y consigue manipular a otros en bebeficio propio. Vivimos en un mundo de contrastes, pero son extremados e injustos. Aminatou debe pedir perdón al Rey de Marruecos si quiere regresar, pero ella antes se dejará morir. Este mal chiste, humor negro, tiene una realidad como escenario, una monarquía absolutista y poderosa, preparada en los mejores colegios europeos, con súbditos explotados y de los que nadie se ocupa, que emigran en oleadas hacia nuestro país. Despertemos, cómo puede ser que sigamos cometiendo los mismos errores una y otra vez, consigamos el acuerdo firme de exigir (no nos escondamos tras las complicaciones, no hagamos de ellas una excusa más) entre todos los países que forman la Unión Europea que Marruecos conceda la independencia al territorio del Sahara y luego hablaremos de tratados económicos, hablaremos de todo lo que quieran, pero ahora estamos hablando de derechos humanos, acaso no és el principal objetivo que debemos tener en mente, no és eso lo que nos hace verdaderamente grandes.
Aminatou es una mujer, una voz, pero no está muda, ni sola.

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