De árboles y hombres II
Fotografía de la autora
Se aproximan y se alejan
los pasos sobre las aceras,
las ciudades duermen y despiertan
abrazadas al amor y al odio de las personas.
Son como bosques frondosos donde es fácil perderse
y encontrar el norte a la vez.
Tienes el temor
-yo también-
de andar y andar siempre solo
viéndote en las caras de los demás,
ahora tristes, ahora sonrientes,
con expresiones estúpidas, engreídas
o simplemente, caras enfermas.
Y de repente te detienes
-ese instante-
miras hacia arriba, al cielo azul,
sabiendo que está vacío y no cubierto de ramas,
como cuando tendido sobre la tierra
dejabas pasar las horas,
-debajo de los árboles-
dudabas que tanta belleza
te dejaría pensar bien.
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Abrazos, siempre