El alma
George Dyer en el estudio de Francis Bacon en Londres
El alma como un grito,
oscura, lejos de la que tu amas.
Grita y calla mil veces
-es tan cruel-.
No sabe dónde habita,
si cerca del corazón
o en algún punto desconocido del cerebro.
Retorna furiosa, y llora.
Sabe que de su crueldad,
su cuerpo
algún día será heredero.
Ese mismo dolor,
ese que causa.
Perdóname, grita una vez más,
sabe que no puede evitar
ese odio, que sólo es miedo,
a lo que vendrá.
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Abrazos, siempre