Galaxias irregurales
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Las dos nubes de Magallanes
Un todo,
como el inmenso sin fin de tu aliento,
estabas tú y así eras.
Entonces cambiaron los tiempos,
dejo de rotar la tierra, se detuvo,
quedó tras el sol
expuesta, desafiante.
No pude nunca, concebir los días
sin tus cálidas respuestas,
ni siquiera sin lo peor de ti.
No le importó al sol
que el planeta azul se quemara,
a mi tampoco deshacerme,
como papel viejo al ser tocado,
tanta fue la luz
-tanto nuestro empeño-,
que nos dejó por siempre ciegos.
Comentarios
Un saludo
JM
Besos Mamen.
Bonitos destinos, al fin y al cabo, cuando se llega a ellos por empeños de luz.
Abrazos, siempre
Un abrazo.