Gatos azules
Inquebrantables, solemnes, quietos
como pensando.
Me pregunto si lo saben,
si saben que hemos cambiado sus caricias
por la lejanía, por el olvido.
Y se acercan y derraman su quejido
con la suavidad que lo haría
la lluvia de una tarde clara y primaveral.
Me observan y me recuerdan sus ojos grandes,
los ojos de la lechuza blanca en lo alto del árbol,
desprendiendo su magia antigua sobre nuestras cabezas,
hechizándonos cuando ya éramos los dos, vulnerables
y hacíamos gala de nuestro devastador amor
desde que amanecía.
Gatos azules y melancólicos y pensativos,
caprichosos, intuitivos, insinuantes,
de lo que fuimos, testigos adormilados sobre las barandas,
bellos dueños de mi casa, hoy vacía.
Comentarios
Te envío un saludo. Juan.