City Lights
En qué momento nos quedamos prendidos de tu chaqueta raída, enamorados de tus enormes zapatos y tu gastado bombín, cuándo supimos que siempre guardaríamos la sonrisa aniñada e infantil que tú hiciste eterna en nosotros, cómo lograste colarte en nuestros recuerdos y nos llenaste de emociones tragicómicas las horas de descanso, a dónde nos llevaste en tu denuncia de la barbarie y la injusticia, con la ilusión de que todo puede cambiar si se desea profundamente. Y todo ello, en un principio, en silencio, sin una sola palabra, sólo el gesto, la mirada, una melodía y luego al ritmo de los tiempos modernos incorporando la voz, algo tímida, pero afortunadamente,que aún hoy, no se ha podido callar.
Así conocimos al gran dictador, al vagabundo, al buscavidas sin fortuna ni suerte pero siempre enamorado. Trocito de Luces de la ciudad con “La violetera” haciendo los honores, no se puede pedir más.
Comentarios
Un abrazo
(te ví en el blog de Thornton)