Adivina







Adivina; te espero bajo el tejo antiguo como el mundo
cerrando los ojos y apretando los labios
temiendo que desconoscas el camino y no regreses.
De abandonos están los sueños rotos
de heridas y ausencias
de perdidas y huidas.
Aquí soy yo yo como la bella Ítaca que aguarda,
un poema que a falta de un verso se queda olvidado.
Miro este cielo que respira con mi pecho,
me recuerda el diminuto espacio que ocupo
apesar de que mis manos y mis ojos fueron grandes,
para dar, mirar y crear en ti.
Pido que aún, alguna noche blanca me llames,
sea tu necesidad sentirme, un sólo segundo,
un instante eléctrico de esplendor.

Adivina; me senté bajo el tejo, el más viejo que nadie recuerda,
pedí el deseo de desear antes de secarme,
de ser como entonces,
el cuerpo y el alma que tú respetabas.
Cerré los ojos inspiré ahogándome,
con la esencia que llovía sobre mi
abrazando la inmensidad el tronco infinito
adentrándome en su hendidura de siglos
arañando su corteza.

Adivina; en el claro del bosque,
el dormido, el remoto tejo
recubierto de pretéritos sentimientos
abriga magnífico el espacio, que un día habitó un cuerpo,
ser extremádamente sensible.



Comentarios

Lola Fontecha ha dicho que…
Que echa de menos tus manos y siente que la vida se va diluyendo... me gustó preciosa. Un beso
Darío ha dicho que…
En esa complejidad, abajo, estás vos. Puro poema. Un abrazo.
Mamen ha dicho que…
Siempre añoramos algo.Otro beso para ti Lola
Mamen ha dicho que…
Darío entendiste bien, adivinaste. Gracias por ese calificativo, me describe. Un abrazo.

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