Tàpies, inherente a la vida

                                                M, ojos y cruz. Litografía, Antoni Tàpies 1999



Llegaría acompañada de alguna brisa,


sin nombre quizá.

Tendría que ser así porque al comienzo y al final,

al tiempo,

le asignaste una cruz,

y una letra.

Quisiste huir hacía la búsqueda,

dentro,

en la tonalidad ocre del alma,

de la pregunta sobre ti, sobre mí,

sobre nosotros,

de lo que hay escrito sobre la palma de la mano,

de las casualidades que no lo son.

No sabremos nunca

si nuestro viaje estaba programado

o fuimos dando tumbos,

como Poe.

La verdad simplemente es

una belleza sin artificios.





En el título una buena reseña sobre el artista

Comentarios

Darío ha dicho que…
Qué maravilla, querida. Y pienso, al final, que no hay otra forma de andar que dando tumbos. Un abrazo.
Mamen ha dicho que…
Cada vida tiene su propio ritmo, aunque seamos torpes bailarines. Otro abrazo afectuoso.
Thornton ha dicho que…
Incluso cuando vamos dando tumbos llevamos un ritmo determinado, ¿predeterminado?
Me alegro de volver a leerte, siempre es un placer.
Mamen ha dicho que…
Gracias Manrique, siempre me alegra tu visita.

Lo más leído