Lo que quedó



Pasaré de puntillas ahora
que inmóvil observas caer la tarde.
Te sorprendí,
llegué silenciosa y me colgué de tu cuello,
quisiste evitarlo pero yo ya,
había dado el salto sobre el trampolín.
Prometí no abrazarte,
no querías echarme de menos
ni añorar demasiado mis dedos.
Quedamos en irnos sin despedirnos
serpenteando por los lugares
donde fueran a parar nuestros huesos.
Así alejados, ignorantes de los rumbos
inesperadamente quizá,
siguiendo la trayectoria invisible
volveríamos en algún cruce a unirnos.
Y nos absorbió el tiempo
con todos sus cambios y conspiraciones,
y nos volvimos perezosos y olvidadizos,
dejamos de regar los campos de piel
que fueron nuestro orgullo,
dejaron de crecer los tréboles.
Y ahora de puntillas
aferrada a un recuerdo fugaz,
te hiero sin quererlo.

Comentarios

Lola Fontecha ha dicho que…
Mamen a veces se hiere sin quererlo y todo por querer demasiado uffffffffff que complicada podemos llegar a hacer la vida..... Hermoso tu poema, me gustó. Un besito
Mamen ha dicho que…
Las relaciones siempre son complicadas. Al final la vida se compone de todas nuestras relaciones, buenas y malas, con lo que damos y nos dan, con los errores y los aciertos. Algunas se recuerdan otras se olvidan.
Darío ha dicho que…
Que bello. Abrazarse a recuerdos, porque lo demás, se está marchitando.

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