Cosas pequeñas o quizá demasiado grandes




Pequeñas cosas que te hacen muy feliz,
la espera que desespera anclada a los recuerdos,
el repaso a tus expresiones imantadas a mí.
El febril destello verde impregnado en tus ojos
que grita con gusto cuando se para en el labio
que se muerde demasiado despacio,
de manera inconsciente, saboreando
delicados continentes, trozos de ti.
Y respirarte de una sola vez ansiosamente
quedarme con tus respuestas y repetirlas
para no olvidarlas, ni olvidarte.
Tu risa, tu sonrisa apacible, la mano
que llevas a tu frente que siento arder,
las palabras que dejas escritas
para que yo las encuentre,
las horas en las que me recordaste
en la mañana aún amaneciendo
al acostarte junto al cuerpo al que prometiste
amar… toda una vida.
Las canciones con las que nos adornamos
los deseos y que nos calman las horas,
el libro que ambos leímos, los versos
que nacen sin llanto, sin saber cómo se moldean.
Lo que yo aprendí de ti
lo que tú aprendiste de mí.
Todo lo dicho en secreto, más deseo.
Cosas pequeñas o quizá demasiado grandes
que te hacen muy feliz.

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