Noche de milonga

Escribí este corto relato para un certamen sobre tangos que se realiza desde hace muchos años en Argentina.Creo que no hay que ser argentino para dejarse enamorar por un tango y ahora que se ha propuesto a este sensual y nostálgico baile como Patrimonio de la Humanidad me veo en la obligación de compartirlo para que continue haciendo adeptos.




Noche de milonga


Un tango, suena un tango, y yo perdida aquí, pero no me importa, Corrientes no descansa, está a rebosar. Son las diez de la noche, la temperatura agradable en esta primavera con olor y sonido argentino. Hoy vuelvo al Buenos Aires de mis pensamientos, después de haber estado mil veces aquí, en alguna estrofa triste, que canta a algún desamor. ¡Qué lindo!
Cómo me gustaría saber cantar un tango, desgarrar el aire y decir, qué vuelvo con la frente marchita. Una pareja baila en plena calle, bellas, esbeltas figuras que se iluminan con las luces de los locales que deslumbran. Ella se rompe, se quiebra su talle y de nuevo se yergue como una caña de bambú, él orgulloso, la mira sabiendo que no hay nada más que decir y la acerca a su rostro con la mirada fija en sus ojos oscuros. Cuánta pasión medida en certeros pasos, esos brazos que abrazan sin presión alguna, que acarician firmemente. Un reflejo dorado sobre el pelo de ella la convierte en una estrella que nunca cae. Tango y más tango, llevo el tango en la boca pero me sabe a ti que estás lejos, y eres amargo a ratos y dulce por momentos si cierro los ojos y te imagino sentado bajo un cielo encapotado que amenaza lluvia, pero aún así tú me esperas.
Se me clava en el pecho este Buenos Aires recién encontrado en mi camino, al que yo no pensaba visitar, pero la vida te sorprende con estas cosas, “cosas de la vida” y hoy estoy aquí para escribir un tango.

“Dame de beber un beso que sepa a ti
en estas horas que no duermo
me embriago contigo.
Oscuras calles, vacías, recorro
a lo lejos el sonido triste de tu canción.
Sí, soy lo que ves, sólo un hombre
nada entre las manos, ni en los bolsillos
sólo sabor a ti en los labios
te bebo y sigo implorando más de tu sed.
Dame de beber un beso que sepa a ti
en estas horas que no duermo
soy nada más un hombre
que te busca ahogando su dolor”.

Sos relinda Buenos Aires y yo una loca que sueña, ¡la culpa la tenés vos!

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